Sacerdote abofetea a un bebé en su bautizo para "tranquilizarlo"

Dies peliculas malditas que jamas llegaron a estrenarse


«NAPOLEÓN», DE STANLEY KUBRICK


Hay películas que nunca llegaron a serlo del todo. Ideas de directores, proyectos frustrados o rodajes imposibles que obligan a abandonar cintas que estaban llamadas a ser obras maestras o, al menos, largometrajes estrenados. Y ni eso. Terry Gilliam lleva 20 años luchando contra viento y marea, literalmente, para que su versión de «Don Quijote de la Mancha» no pase a engrosar esta lista otros directores de la talla de Alfred Hitchcock, Peter Jackson, Orson Welles o Francis Ford Coppola. A continuación, diez ejemplos que te sorprenderán.
Empecemos por Stanley Kubrick, que definía la vida de Napoléon como «un épico poema de amor». El director se empapó del Emperador francés y consideraba una prioridad poder hacer la película definitiva sobre él.
De hecho, en 1968, tenía a Jack Nicholson para el papel, había llegado a un acuerdo con el ejército rumano para tener extras suficientes para las escenas de batalla (calculaba que necesitaría unos 50.000 hombres), poseía casi 500 libros y 15.000 fotografías sobre la época y había encontrado un tipo de lente especial para poder rodar los exteriores de noche y un tejido especial para los uniformes. Todo, para nada.
Fueron dos años de trabajo que la MGM, a pesar del éxito de 2001: Una odisea en el espacio, se negó a financiar. Tres films se estrenaron en 1971 sobre Napoleón y los tres fueron un fracaso. Kubrick dejó el proyecto de lado entonces y se fue entonces a Warner, donde sacó adelante otra película menos costosa: La naranja mecánica. Sin embargo, hasta su muerte en 1999, siempre tuvo la esperanza de poder sacar adelante su film sobre el gobernante galo.


«HALO», DE PETER JACKSON


Aquello fue un boom. Cualesquiera que lo oyera en 2005 pensó en lo increíble que iba a ser que el director de la trilogía de «El señor de los anillos» se pusiera tras la producción de la adaptación de Halo, uno de los videojuegos con una de los universos más ricos, más posibilidades en pantalla grande y los más fieles seguidores.
Lo que menos interesó por aquel entonces es que Jackson pensaba dejarle la dirección a un por entonces desconocido Neill Blomkamp, quien luego deslumbraría con «Distrito 9». Ni siquiera le importó a Bill Gates, quien estaba entusiasmado con la idea de que un videojuego de Microsoft fuera llevado al cine. «Peter Jackson podría crear una epopeya que no sólo emocione a los fans de Halo, sino que introducirá a este maravilloso mundo a millones de espectadores», dijo Gates.
Pero nada más lejos de la realidad. En cuanto Microsoft pidió 5 millones por adelantado y que por contrato se llevaría el 7,5% de las ganancias en taquilla de lo que se presuponía una franquicia, Universal Pictures y 20th Century Fox se retiraron del proyecto. Si añadimos que el presupuesto cada estaba más hinchado, es muy poco probable que alguna vez veamos Halo en las salas de cine.

«THE GAME OF DEATH», DE BRUCE LEE


Bruce Lee quería presentar al mundo su propio estilo de artes marciales, el Jeet Kune Do, así que optó porque la mejor opción era a través de una película. La trama no era nada del otro mundo: involucrar de alguna forma a Lee para rescatar a sus hermano y hermana pequeños de la mafia coreana, que se encuentra hacinada en un piso y al que el héroe ha de subir a golpes, incrementando el nivel de los enemigos como en un videojuego.
Uno de estos oponentes incluso lo debía interpretar la leyenda del baloncesto Kareem Abdul-Jabbar. Pero durante el rodaje algo se torció. Hollywood propuso a Lee liderar una cinta con un presupuesto de lujo. Lee aceptó la oferta y protagonizó «Operación Dragón». Y para desgracia de sus seguidores, ni siquiera pudo ver cómo triunfó su film póstumo pues murió de un edema cerebral antes del estreno.
Robert Clouse, director de «Operación Dragón», fue contratado para intentar completar «The Game of Death», utilizando el material existente, usando dobles, tomas de otros rodajes y verdaderas imágenes del funeral de Lee. Aunque esta versión salió a la luz, pocos son quienes la consideran la película que podría haber sido. 

«DON QUIJOTE», DE ORSON WELLES


Orson Welles comenzó a rodar «Don Quixote» en 1955 en México, España e Italia y meses antes de su muerte seguía hablando del proyecto. Fue su gran obsesión. Rodó cada vez que pudo esta historia en la que Don Quijote dejaba el siglo XVI para viajar hasta el mundo moderno.
Sin embargó, la película mutó a lo largo de las décadas que fueron la filmación. La imaginación de Welles no tenía límites y proliferaron todo tipo de imágenes e historias. Al final quedaban 91 kilómetros de celuloide mal organizado y perdido por todo el mundo.
El mítico director Jess Franco realizó en 1992 una versión «restaurada» a toda prisa a la que tituló Don Quijote de Orson Welles que muchos recibieron con repulsión por su poco sentido. Sólo la 'salvaban' ciertos destellos muy cinematográficos del genio de Welles y el buen hacer de Francisco Reiguera como protagonista.


«MEGALÓPOLIS», DE FRANCIS FORD COPPOLA


Desde hace varios años, el patriarca de una de las familias más hollywoodienses ha estado rumiando la idea de un guión llamado «Megalópolis». La trama seguiría el sueño de un arquitecto por convertir la ciudad de Nueva York en un estado utópico de América del Norte.
La película estaría libremente basada en el libro de Ayn Rand «El manantial». Además, Coppola se reunió con varios actores de primera categoría (Russell Crowe, Robert De Niro, Kevin Spacey, Nicolas Cage o Paul Newman) para discutir posibles papeles dentro del largo metraje. Junto a Ron Fricke, director de fotografía, consiguió una inmensa cantidad de material de archivo sobre la ciudad de Nueva York.
¿Y qué sucedió para que no llegara a buen puerto este gigantesco proyecto? El 11-S. Los atentados de 2001 cambiaron para siempre la forma de vivir de La Gran Manzana y Coppola aún no sabe cómo introducir dichos cambios en el libreto de forma que este siga teniendo coherencia. Por si fuera poco, Coppola ya ha renunciado a las cintas de estudio en favor de la libertad artística, por lo que la búsqueda de financiación sería otro problema añadido.


«BATMAN VS SUPERMAN», DE WOLFGANG PETERSEN


Antes de que «Batman Begins» y «Superman Returns» llegaran a los cines, hubo muchas reuniones para intentar inyectar algo de vida a los superhéroes de DC. Y la idea que surgió fue unirlos en una cinta que no sería de origen, sino únicamente ellos batallando hasta que al final han de unir fuerzas para salvar a la Humanidad.
El proyecto se puso en manos de Wolfgang Petersen, quien contaba con un guión de Andrew Kevin Walker, el hombre detrás de Se7en y de «Sleepy Hollow». Para el papel de Clark Kent se tenían en mente dos nombres: Josh Harnett y, sorpresa, Christian Bale, mientras que para el traje del caballero oscuro la lista eran un sinfín de actores, tanto de primer nivel como desconocidos.
Y a pesar de todo ello, un mes antes de comenzar a rodar, Warner decidió enfocar todos sus esfuerzos hacia un guión de un tal J.J. Abrams que con el tiempo se convirtió en «Superman Returns», por lo que Wolfgang Petersen no perdió el tiempo y se puso a los mandos de la epopeya homérica de Troya.


«QUEEN KELLY», DE ERICH VON STROHEIM


En 1928, uno de los directores de cine mudo más visionarios, Erich von Stroheim, pergeñó un film de 5 horas con Gloria Swanson de protagonista absoluta que debía suponer un hito en la historia del Cine. Y lo que se recuerda ahora de ella es uno de los más sonados fracasos, que acabó con la carrera del realizador y con el status de diva de la actriz.
La trama lo tenía todo: en la víspera de su boda con la reina loca Regina V de Kronberg, el príncipe Wolfram seduce a una chica que vive en un convento (Swanson). Cuando la pareja es descubierta por la reina, a él lo meten preso y ella termina en un burdel en África. Básicamente, lo que necesitaba Von Stroheim para redimir su reputación como un director tirano y despilfarrador, trabajando siempre fuera del sistema de estudios. Y, por supuesto, no lo fue.
Después de tres meses de rodaje, con sólo un tercio de la historia, Swanson y su amante, a la postre productor de la cinta, pararon la filmación, preocupados por el aumento del presupuesto y por el giro cada vez más turbio que la película estaba tomando.
No fue hasta mediados de la década de 1980 que «Queen Kelly» fue restaurada, con material de archivo perdido, tomas falsas y fotogramas del último acto de la película. Aunque incompleta, la película tiene elementos visuales sorprendentes que evidencian el genio del director. Von Stroheim y Swanson se reencontraron 20 años después, rodando ambos «El crepúsculo de los dioses», como una metacrítica al sistema de estudios de Hollywood.


«QUE VIVA MÉXICO», DE SERGEI EISENSTEIN


El realizador soviético, uno de los pioneros del uso del montaje como elemento narrativo, había cambiado el modo de comprender el cine gracias a «El acorazado Potemkim», así que se embarcó en Que viva México, que narraría la historia social del país entrelazándolo con sus mitos, ritos y religiones.
Pero para desgracia de Eisenstein, dos puntos claves se pusieron en su contra: por un lado, su principal productor, el novelista estadounidense Upton Sinclair, canceló el rodaje a la mitad por los retrasos, los aumentos de presupuesto y la cada vez más épica visión del realizador de su propia obra. Por otro lado, Stalin nombró a Eisenstein un traidor a su país, por lo que tuvo que volver como más temía, con las manos vacías.
Varias versiones de la película fueron remontadas e incluso se nota su influencia en cineastas como Orson Welles, Luis Buñuel o John Huston, pero ninguna ha mantenido la ambición que pretendía Eisenstein, quien buscaba un cine totalmente libre, con innovaciones en la puesta en escena y composición de la imagen. Nunca volvió a tener aquella libertad creativa.


«KALEIDOSCOPE», DE ALFRED HITCHCOCK


Sin lugar a dudas, «Kaleidoscope» hubiera sido la película más oscura de toda la filmografía de Hitchcock, que ya es decir. La historia narraba en primera persona la vida de un violador y asesino en serie homosexual, utilizando en ocasiones la cámara en mano -inhabitual en las producciones de aquellos años- y con técnicas de innovación en el uso de la luz.
No se quedaba ahí: además del uso de historias auténticas de criminales del Reino Unido (de un baño de ácido a la necrofilia), «Kaleidoscope» contenía una escena perturbadora con un atentado contra una mujer policía y un apuñalamiento como el de «Psicosis». Era mediados de los 60, y el fracaso crítico de Marnie, la ladrona y la respuesta poco entusiasta a Cortina rasgada dejaban a sir Alfred con la necesidad de reinventarse.
Desafortunadamente, los estudios MCA consideraron que el protagonista era un personaje «feo» y echaron por tierra el proyecto, lo que cabreó a Hitchcock de por vida. Todo lo que queda ahora de su experimento es una cinta de una hora de metraje en silencio y las fantasías de lo que podría haber sido.

«RENDEZVOUS WITH RAMA», DE DAVID FINCHER


La estela de David Fincher como el más cercano a Kubrick de los directores actuales, por su calidad y versatilidad, sería todavía más alargada si «Rendezvous with Rama» hubiese llegado a buen puerto. Y todo porque el libro original en el que se basa el proyecto no es sino de Arthur C. Clarke, el mismo autor de 2001: Una odisea en el espacio.
La novela, de 1972, trata sobre una misteriosa nave alienígena en forma de cilindro hueco y de 42 kilómetros de largo que deriva en mitad del Sistema Solar. Ambientada en el siglo XXII, un equipo de expertos es enviado a descifrar el anormal cohete. La película, por su parte, tenía a Morgan Freeman como productor y, quizá, reservándose algún papel.
Sin embargo, la falta de fondos y un guión siempre inacabado terminaron por hacer que el proyecto languideciera y muriera incluso antes de la preproducción. Además, Freeman consideraba que era casi imposible traducir la obra a lenguaje audiovisual y, por si fuera poco, sufrió un accidente que le reportaron diversos problemas de salud y muy pocas fuerzas para levantar «Rendezvous with Rama».

Comentarios